Reseña | "La hija única", de Guadalupe Nettel

Guadalupe Nettel

La hija única

Barcelona, Anagrama, 2020, 206 pp.


Laura, quien ronda los treinta y cinco años y ha decidido no tener hijos, regresa a la Ciudad de México de París para escribir su tesis de maestría. En la capital mexicana se reencuentra con Alina, una vieja y querida amiga que dará a luz a una bebé con microlisencefalia. También conoce a Doris, su vecina de departamento y madre de un niño violento a cuya crianza acabará por renunciar.

La maternidad es el tema principal de La hija única, cuarta novela de Guadalupe Nettel (Ciudad de México, 1973), narrada desde el punto de vista de Laura e inspirada, para la historia de Alina, en la de una amiga de la autora. La obra aborda las complicaciones derivadas del hecho de ser madre o de decidir no serlo en un país marcado por la violencia feminicida y en el que paralelamente se desarrolla un movimiento feminista.

Los personajes de Nettel -ganadora del Premio Narrativa Breve Rivera del Duero por El matrimonio de los peces rojos (2013) y del Herralde de Novela por Después del invierno (2014)- son mujeres atravesadas por una maternidad conflictiva. Además de las mencionadas, también están Mónica, amiga de Alina, que tiene una hija con retraso mental, y Marlene, niñera de la bebé de Alina, quien padece de un una malformación en el útero que le impide tener descendencia. Profesionistas, algunas con estudios en el extranjero, y habitantes de colonias de clase media-alta como la Juárez y la Condesa, forman un grupo solidario.

Hasta aquí, la historia resulta atractiva sobre todo para ese mercado creciente (en el que me incluyo) de lectoras interesadas en leer a autoras, así como libros sobre experiencias relacionadas con el hecho de ser mujer. Sin embargo, conforme avanzan las páginas, empiezan a hacerse patentes las deficiencias de esta novela.

Es en la construcción de los personajes donde se encuentra uno de los principales problemas de La hija única, pues en algunos casos se trata de seres cuyos diálogos, e incluso cuyas acciones, más que "autónomos", parecen ser sólo un pretexto de Nettel para insertar sus reflexiones en torno a la maternidad y para manifestar su indignación respecto al peligro que corren las mujeres en este país. De modo que es posible encontrar diálogos fortuitos como éste:

 

Mientras esperaba, me puse a escuchar la conversación de las chicas que pintaban junto a mí. 

         -¿Ya supiste? -dijo una de ellas-. Ayer encontraron los cuerpos de otras tres mujeres muertas en Azcapotzalco. (…)

         -Sí -contestó la otra-. A tres cuadras de mi casa. Lo escuché por la radio mientras iba al trabajo y estuve de mal humor toda la mañana. Hoy fue la Ciudad de México, la semana pasada Veracruz, hace quince días Reinosa. Tendríamos que salirnos todas de este país machista. 

          

        Las acciones de los personajes dan la impresión de responder no tanto a sus propios deseos como a una idea que la autora nos quiere mostrar: en este caso, el valor de la militancia y la lucha feministas. No sólo Laura se anima a ir a conocer una colectiva de mujeres o ve pasar, sin adherirse a ella, una marcha feminista. También su madre, que antes podía desbordarse a causa de un nuevo romance, ahora deja de frecuentarla no por culpa de un hombre, sino debido a sus actividades en la misma colectiva que Laura visita. El destino de los personajes está así encaminado a presentar situaciones políticamente correctas con los tiempos que corren, incluidas las opciones amorosas del lesbianismo y del poliamor.

El estilo transparente, el elogio de la singularidad de algunos de los seres que habitan este planeta y la analogía entre la conducta de los humanos y de los animales (en este caso, un nido de palomas que Laura descubre en el techo de su balcón), constantes en la obra de Nettel, también se encuentran en este último libro, en el que la autora no sólo repite recursos ya conocidos en su narrativa, sino que decide no correr riesgo alguno en este sentido.

Nettel entrega así una novela en la que desarrolla las premisas de cierto feminismo -del feminismo blanco y del que se practica desde el privilegio de clase- y la cual, desde un punto de vista literario, presenta notorias deficiencias. Si en El cuerpo en que nací (2011), una hermosa novela autobiográfica sobre el paso de la niñez a la adolescencia, la autora demuestra sus dotes de narradora y escribe una historia emocionante y conmovedora, en La hija única comete errores de principiante. 






Comentarios

  1. Justo me preguntaba si habría un animal que le sirviera de analogía como en sus cuentos. Gracias por aclararlo (ver la portada también me hubiera ayudado).
    Buen análisis, hace falta señalar donde hay oportunismo y dónde no. Saludos

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  2. ¡Gracias por leer y comentar, Vladimir! Veré si puedo añadir algo sobre lo que me dices. :)

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