Reseña | "La vida de las mujeres", de Alice Munro
Título original: Lives of Girls and Women
Año de publicación: 1971
Edición: Debolsillo,
2015 (trad. Aurora Echevarría)
Páginas: 373
Publicado por primera vez en 1971, La vida de las mujeres es el
segundo libro de la escritora canadiense Alice Munro
(Ontario, 1931), la indiscutible maestra del relato contemporáneo y ganadora
del Premio Nobel de Literatura 2013. Si bien en la contraportada se señala que
se trata de una novela, es más preciso decir que estamos ante relatos
entrelazados que podrían leerse de manera independiente. Son ochos los cuentos
que integran el volumen. Todos tienen como narradora a Del Jordan, quien vive
en la pequeña ciudad de Jubilee, Canadá. En ellos, Del observa, primero desde
su mirada de niña y luego de adolescente, la vida de las mujeres que la rodean:
su madre, sus tías, sus vecinas y amigas. Mujeres a las que muchas veces imita
aun sin quererlo, pero de las que no dudará en desmarcarse.
Madres y tías
La historia de “Herederos del cuerpo vivo”, uno de los primeros cuentos del
libro, está divida en dos partes. En la primera, Del pasa unos tranquilos y
apacibles días en casa de sus tías. En la segunda, un miembro de su familia
muere y tiene que asistir a un funeral que le resulta poco menos que
traumático. Se trata de uno de los mejores cuentos del libro, aunque uno puede
tardar un poco en darse cuenta de ello. Al principio, más allá de alguna
observación perspicaz de parte de la narradora en relación con las diferencias
entre su madre y sus tías, pareciera que la historia no va a ninguna parte, no
se vislumbra un conflicto. El clímax viene hasta que Del tiene que enfrentarse
al cuerpo sin vida de su ser querido. Es a partir de ahí que el lector empieza a
percatarse de la sensibilidad con la que, valiéndose de imágenes
poderosas, Munro ha narrado ese tema universal que es el
enfrentamiento temprano con la muerte, así como del sumo cuidado con
el que armó cada una de las partes del relato. Es entonces cuando la grandeza
de Munro se hace presente.
“La Princesa Ida”, otro de mis cuentos favoritos, está centrado en la madre
de Del, a quien ésta acompaña a vender enciclopedias de casa en casa. A partir
de esas salidas, de lo que ve y escucha, la narradora va descubriendo
rasgos del carácter de su madre que a un tiempo la avergüenzan y le causan
admiración: “Mi madre era muy diferente, eso era todo; muy enérgica,
optimista e inocente, con su sombrero granate, haciendo bromas y creyendo que
estaba teniendo éxito. (…) ¿Quién más tenía una madre así?” (p. 122). De manera
paralela, la narradora aborda en este cuento la no menos complicada relación
entre su madre y su abuela, una “fanática religiosa” que regalaba biblias en
ediciones de lujo y a quien su hija detestaba. Resulta admirable la capacidad
de Munro para transfigurar objetos cotidianos en elementos significativos: en
su pluma, las enciclopedias y las biblias dejan de ser puramente libros para
convertirse en auténticos símbolos de las relaciones entre madre e hija
retratadas.
Hombres y libros
En “Vidas de niñas y mujeres” nos encontramos con una Del adolescente. Aquí,
nuestra protagonista ya no se conforma con observar la vida de las mujeres que
la rodean. Ahora, más allá de sus modelos, le toca empezar a tomar sus propias
decisiones. Éstas pasan, desde luego, por el terreno de los hombres y el sexo.
En este cuento, Del fantasea con un hombre mayor con el que después empieza a
salir. Quiere develar los misterios del sexo y no está
dispuesta a creer que, como le dice su madre, las mujeres siempre tienen algo
que perder en sus relaciones con los hombres: “(…) Tenía la sensación de que
estas palabras no eran tan diferentes de todos los demás consejos que se daban
a las mujeres, a las niñas, consejos que partían de la base de que ser mujer te
hacía vulnerable, que era necesario cierto grado de cautela, seria inquietud y
autoprotección, mientras que se suponía que los hombres podían salir y vivir
toda clase de experiencias, desechar lo que no querían y volver orgullosos. Sin
pensarlo siquiera, yo había decidido hacer lo mismo” (p. 261).
“Bautizo”, por su parte, se centra en las salidas de Del con diferentes
chicos. Todo un torbellino de emociones y sensaciones es lo que experimenta la
protagonista en esta etapa, previa al matrimonio o a la universidad, como se
verá obligada a elegir. Destacan de este cuento varios pasajes eróticos
que describen con precisión la búsqueda de la protagonista: “Seguíamos
en los preliminares del sexo, dando rodeos, retrocediendo, titubeando, no
porque estuviéramos asustados o porque hubiéramos impuesto alguna clase de
prohibición sobre ‘no ir demasiado lejos’ (…) sino porque (…) sentíamos la
obligación de ir sin prisas, de hacer tímidas retiradas, solemnes y temporales,
ante la perspectiva de tanto placer” (p. 320).
La vida de las mujeres es uno de los primeros libros de Alice Munro
pero no se trata para nada de una obra inmadura. Al contrario, es una
sorprendente muestra temprana de los dones extraordinarios de la Nobel
canadiense. Un conjunto de cuentos escritos con una sensibilidad muy
pocas veces vista para narrar las pequeñas (grandes) revelaciones de la vida de
las mujeres. Historias que precisan leerse sin prisa: por favor, no
desistan si al comienzo alguna les parece muy descriptiva o muy reflexiva; al
final, serán gratamente recompensados. Si no han leído nada de esta autora, La
vida de las mujeres es una excelente opción para adentrarse en su mundo de
mujeres inteligentes y desafiantes.
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