Reseña | "Iluminada", de Mary Karr



“Y ésa es la historia que quiero contar: cómo empecé a emborracharme. Lo complicado, cada vez más, que era emborracharse, y lo imposible que me resultaba no estar borracha”. 

Mary Karr (Groves, Texas, 16 de enero de 1955) escribe lo anterior en el prólogo de Iluminada (2009, 2019), su tercer libro de memorias y segundo en ser traducido al español por la fructífera colaboración entre Periférica y Errata naturae. Antes, la escritora estadounidense publicó El club de los mentirosos (1995, 2018), best seller y mejor libro del año para The New York Times Book Review, The New Yorker, People y Time, al que seguiría Cherry (2001, 2021).

Iluminada abarca más de veinte años en la vida de la autora. Desde su “período hippy” en los años setenta, cuando a los diecisiete años pasa una temporada con surfistas en California, entre LSD y mariguana, hasta sus cuarenta y tantos, cuando es madre de un niño de once años, ha atravesado por un divorcio, ha superado su alcoholismo y es ya una escritora de éxito. 

El libro es la historia de las caídas en el abismo de Karr y de su no fácil salida de ellas. Pozos oscuros en los que la incipiente poeta se hunde debido a los traumas familiares que arrastra y que son el material del entrañable El club de los mentirosos

Hija de un cariñoso obrero petrolero y de una pintora impulsiva, ambos alcohólicos, Mary carga a cuestas con el trauma que ha dejado en ella el haber crecido en lo que ella misma llama una familia disfuncional. Particularmente, un espinoso episodio, en el que, en un arranque de locura, su madre blandió un cuchillo para matarla a ella y a Lecia, su hermana mayor, ha quedado en su mente. 

Karr deja Texas y empieza a estudiar la universidad en Minnesota presa de dos grandes inclinaciones: la poesía y, paradójicamente, el alcohol. Si con respecto a la primera tiene que combinar su trabajo de mesera con noches de estudio en la biblioteca, para sentir que está a la altura de sus compañeros, a la segunda se entrega con una facilidad arrebatadora. Una afición, esta última, que se irá haciendo más fuerte con el paso del tiempo, y que ya está presente cuando conoce al distinguido Warren, un aspirante a poeta como ella con el que terminará casándose. Warren es guapo, culto, rico aspira a la independencia de sus padres, pero también contenido, hermético y en exceso disciplinado. Mary siente un gran amor y admiración por él. 

Pero es tras el nacimiento de Dev, su hijo, que el gusto por la bebida de la autora alcanzará un punto cumbre. Es en esa época cuando, ante la indiferencia de Warren, que enciende por las noches un aparato neutralizador de ruido para poder dormir, empieza a lidiar con las fiebres del niño. Los siempre apremiantes gastos y quehaceres de la casa, su labor como profesora de literatura, su hasta entonces frustrada carrera literaria y su distanciamiento cada vez más evidente de Warren son el caldo de cultivo donde aflora el alcoholismo de la autora. Un problema que la lleva a emborracharse en las escaleras traseras de su casa, a mentir sobre su mal disimulado consumo de alcohol y, sobre todo, a sentir vergüenza y culpa ante Dev. 

Mary soñaba con formar una familia muy distinta a aquella en la que creció. Deseaba ante todo no convertirse en una persona parecida a su madre. Anhelos que ve caer a pedazos. Llega un punto en el que no puede más y empieza a ir a Alcohólicos Anónimos, motivada siempre por su hijo, por la vida que no quiere darle. Así empieza su nada fácil rehabilitación, marcada por las recaídas y por su escepticismo, pues se niega a creer en un poder superior que pueda ayudarla, como lo demanda el grupo en uno de sus famosos pasos. 

Ya lo dice la contraportada: Iluminada –traducido del inglés Lit, una palabra que también remite a la “literatura” es un libro en el que se ve a la protagonista iluminada por la poesía, por la espiritualidad y, a su modo, por el alcohol. Es una historia de superación, en la que la fe juega un papel fundamental. Es el relato de la conversión de Mary al catolicismo, pero no se malinterprete. La autora atraviesa un largo proceso de dudas, de reflexión, gracias al que nunca pierde la perspectiva crítica, irónica, hacia la religión. La de Mary es más bien la historia de alguien a quien creer en Dios, rezar –un acto del que tanto huía, le brinda tranquilidad de espíritu. Una calma que le ayuda a dejar de beber, a reconciliarse con los fantasmas de su infancia y con los miedos y las culpas acumulados en su vida adulta. Un proceso que es posible también gracias al apoyo y el cariño de sus amigos maestros, colegas– y sus compañeros del grupo, especialmente los de Jane, su madrina. 

“Antes había temido que la rendición me redujera a la nada más absoluta. Ahora he empezado a creer que puede ayudarme a florecer de una manera más sólida”. 

La literatura es la otra fuente de iluminación. Desde niña, Mary supo que la poesía, que las historias, son un espacio para abstraerse del descuido y la indiferencia de sus padres. Es la literatura también, la que ella escribe, como se ve en los capítulos que abordan la escritura y recepción de El club de los mentirosos, la que le ayuda a cicatrizar las heridas de su pasado. Iluminada es, pues, un libro sobre lo sanador que puede ser contar la propia historia. 

“Pero también me atravesaba como un zumbido, como una tercera vía, la poesía, el mito de que si lograba colocar las palabras correctas en el orden correcto lograría dilucidar mi historia, escribirme y abrirme a una existencia que incluía la compañía de otros poetas sagrados e inadaptados cuyas páginas me habían hecho compañía desde niña”.

La escritura de Karr es coloquial, propia de una mujer que no tiene pelos en la lengua y que, como es normal en el ambiente en el que creció, no duda en gritar y hablar con groserías. Su estilo aúna un lenguaje popular con lo poético. Complementa la relación de hechos con comparaciones y metáforas inesperadas y a menudo hiperbólicas, exageraciones que abren paso a ese humor que nunca abandona, por muy trágicas que sean las anécdotas que narra. Mary sabe sin duda reírse de sí misma y de los que ama. En esta entrega de sus memorias, hace de su madre, siempre achispada y problemática, todo un personaje, que arrancará más de una carcajada al lector.

Karr posee también un gran sentido de la honestidad. No duda en hablar, por ejemplo, del vacío de lecturas que tenía cuando empezó sus estudios como escritora o de los malos que eran sus poemas al principio. 

Iluminada da cuenta de los momentos sustanciales en la vida adulta de Mary: los estudios universitarios, el trabajo, el matrimonio, la maternidad, el divorcio, la escritura, la relación con los padres. Es una obra que nos muestra que todas las personas podemos cambiar. Que todos poseemos distintos yoes a lo largo del tiempo e incluso de manera simultánea, como cuando Karr oye dos voces en su cabeza: una a favor y otra en contra del alcohol. Afortunadamente fue esta última la que acabó por imponerse. 

Leído en la edición de Periférica & Errata naturae, Madrid, 2019, traducción de Regina López Muñoz, 584 pp.

Comentarios

Entradas populares