Reseña | "El año del pensamiento mágico", de Joan Dididon

Leí recientemente El año del pensamiento mágico (2005; Literatura Random House, 2019), de la escritora y periodista estadounidense Joan Didion (5 de diciembre de 1934, Sacramento, California). Se trata de un libro autobiográfico en el que la autora narra el dolor y el duelo que sucedieron a la muerte de su marido, el también escritor John Gregory Dunne (Estados Unidos, 1932-2003).

No son pocos los libros en los que los autores han expresado el estado de desgarramiento y de dolor en el que los ha sumergido la pérdida de un ser amado. Pienso, por ejemplo, en Una muerte muy dulce, de Simone de Beauvoir; en Éramos uno niños, de Patti Smith, o en Canción de tumba, de Julián Herbert, por mencionar los que he leído. En el primero y el último son la enfermedad y la muerte de la madre los acontecimientos que dan pie a la escritura. En el de Smith, es la muerte de un amor de juventud, del fotógrafo Robert Mapplethorpe, lo que la lleva a escribir.

Hablar de la muerte conlleva siempre a hablar de la vida y, en estos tres últimos libros, los autores, particularmente Smith, se interesan en narrar su relación con esa persona a la que amaron y perdieron. El deterioro del cuerpo por la enfermedad y la impotencia de ver a sus seres queridos en el hospital son, por su parte, temas centrales en los libros de De Beauvoir y de Herbert.

Menciono lo anterior porque es en estos aspectos en los que el libro de Didion me parece distinto. No hay una enfermedad que anuncie la muerte de su marido. Mejor dicho, sí la hay porque John estaba enfermo del corazón, pero parecía gozar de tan buen estado de salud que su mal cardíaco se mantenía a la sombra de la vida de ambos. No hay, por tanto, en El año del pensamiento mágico, un relato del desgaste del cuerpo, no hay un aviso de la muerte; ésta resulta abrupta, inesperada, traumática. Didion no toma tampoco como tema principal su relación amorosa y creativa con John; es decir, ese nexo está presente en su relato, pero sólo de manera tangencial.

Lo que a la escritora y periodista estadounidense le interesa en este libro es reconstruir, explicarse, entender cómo fue la muerte de Jonh, y dar cuenta de cómo fue su primer año sin él, después de 40 años de matrimonio.

Ese afán de reconstruir un hecho, de dar con los datos duros, revela a mi parecer la vena periodística de Didion, quien, entre otros eventos, llegó a cubrir la Guerrilla de El Salvador en los años 80. Un rasgo destacable en un libro tan personal como lo es El año del pensamiento mágico

“Desde niña me habían enseñado que, cada vez que surgían problemas, había que leer, aprender, resolver los interrogantes y acudir a la literatura especializada. La información era control” (p. 49), dice la escritora en un momento.  

Didion basa así su relato en documentos como el registro de la portería de su edificio para constatar las horas de llegada y de salida de la ambulancia que acudió tras el infarto, así como para conocer el tiempo que los paramédicos permanecieron en el departamento tratando de salvar a John. Utiliza también el certificado de defunción y autoriza la autopsia con el objetivo de esclarecer a qué hora falleció su marido y a causa de qué: Didion quiere conocer exactamente cuál fue la falla en el corazón que le quitó la vida.

Todo esto lleva a la autora -una cosa más que me llamó la atención y me pareció distinta de otros relatos de esta naturaleza- a centrarse en los asuntos prácticos que inexorablemente tuvo que enfrentar tras la muerte de su marido. De modo que detalles como la elección del ataúd, la cuestión de la donación de los órganos, el encargo de la incineración y el destino de las cenizas también tienen cabida en el libro.

Para entender su dolor y su proceso de duelo, Didion no duda tampoco en recurrir, como ella misma lo dice, a la literatura especializada: a lo que dicen estudios psicológicos y sociológicos sobre cómo los seres humanos enfrentamos la muerte de un ser querido. 

Un truco de magia

No todo lo que escribe Joan Didion en El año del pensamiento mágico tiene que ver con datos y estudios. La escritora también da cuenta de cómo fue su reacción psicológica y emocional ante la ausencia de John. 

De acuerdo con el relato de Didion, John murió “sobre las nueve en punto de la noche del 30 de diciembre de 2003”, cuando “pareció experimentar (o experimentó), sentado a la mesa donde los dos nos disponíamos a cenar en la sala de estar de nuestro apartamento de Nueva York, un infarto masivo y repentino” (p. 12). 

“En enero de 2004, un día, dos o tres después de que pasara” (p. 9) fue que Didion escribió las primeras líneas del texto que después publicó como El año del pensamiento mágico, ganador, por cierto, del National Book Award, y finalista del premio Pulitzer y del National Book Critics Circle Award. 

La narración, como se nos informa desde el título, abarca el periodo de un año, por lo que es, de algún modo, circular: regresa a un mismo día y a un mismo mes, aunque de otro año, y ya sin John.

Didion decide llamar “mágico” a ese doloroso año de 2004 en alusión a la naturaleza de su duelo, en el que esperaba el “irracional” regreso de su marido: “Después de aquella primera noche, me pasé semanas enteras sin estar sola (…), pero aquella noche sí que necesitaba estar sola. / Necesitaba estar sola para que él pudiera volver. / Aquel fue el principio de mi año de pensamiento mágico” (p. 37).

Fue un año en que la escritora se obsesionó inútilmente con evitar los “torbellinos” (recuerdos) relacionados con John y lidió con una culpa injusta por no haber advertido las señales de su muerte y por no haberle prestado la atención suficiente en sus últimos días de vida. 

Mencioné al principio que en El año del pensamiento mágico no es un tema central el deterioro del cuerpo de un ser querido debido a la enfermedad, pero no es del todo preciso. Didion enfrenta también ese dolor pero no por John, sino por Quintana, su hija. 

Cinco días antes de la muerte de John, Quintana fue hospitalizada por una neumonía que se complicó y por la que tuvo que permanecer internada en varios hospitales hasta abril de 2004, el año mágico de Didion. Este hecho es uno de los hilos conductores de El año del pensamiento mágico y es el detonante de otro libro autobiográfico de la autora estadounidense: Noches azules (2011). Hay, además, un documental de Netflix, titulado en español Joan Didion: El centro cederá (2017), dirigido por su sobrino Griffin Dunne, que aborda estos episodios de la vida de la escritora californiana. 

El año del pensamiento mágico es un libro sobre el dolor y el duelo, pero también sobre la sobrevivencia. Dije, también en los primeros párrafos, que era un libro autobiográfico pero también pude haberlo descrito como una crónica o una cronología, como lo hace la autora, como un ensayo o, incluso, como una novela o un relato periodístico. El libro de Didion es narrativo, reflexivo y poético a ratos. Un referente, sin duda, en la tradición de autores que han escrito sobre la pérdida de sus seres amados. 

Las ilustraciones de Paula Bonet se vuelven una sola obra con el texto de Didion.

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